Sammy Precott vive en Scottsville, el pequeño pueblo del norte de Nueva York donde nació y dónde murieron sus padres cuando aún era niña. Ahora es una madre soltera que sobreprotege a su hijo de ocho años, Rudy. Aletargada por sus limitaciones sociales, está contenta de vivir rodeada del confort y la seguridad de los paisajes en los que creció, de trabajar en el banco de la ciudad y de asistir con regularidad a los servicios religiosos de su iglesia. Entonces un día regresa al pueblo su hermano, un joven problemático.
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