La ciudad de Londres está conmocionada por una serie de asesinatos que tienen desconcertado a Scotland Yard. Los asesinatos, aparentemente sin motivo, son de mujeres a las que el asesino corta el dedo índice de la mano derecha. Cuando la hija de un gentelman descubre a su padre enterrando un dedo en su jardín, acude a Holmes. El detective llega a la casa pero es demasiado tarde y encuentra al hombre muerto. Llega a la conclusión de que no se trata de un asesino maníaco sino de una despiadada conspiración...
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