En éste intenso y desolado drama, calificado por la crítica en su día como "el último film de la era Punk-Rock", Dennis Hopper plantea la situación desesperada de una joven provinciana atrapada entre las costumbres de su pequeña ciudad y su entorno próximo, compuesto por unos padres, presidiario él, drogadicta ella, que descargan sobre la hija toda su rabia y frustración. Ajena por completo al publicitario "sueño americano", la situación de éstas personas sin futuro desemboca en razonamientos y comportamientos absurdos. Con la música lastimera y obsesiva de Neil Young, como paisaje sonoro, éste film, es una cinta de culto, criticada sin piedad, admirada por su rareza y reverenciada por su final.
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