Realidad y ficción se dan la mano en Mundo fantástico, sin que uno nunca llegue a saber qué hay de una y qué de otra. Pero en verdad poco importa. Lo relevante es que pone de relieve el posible juego que se puede perfilar aunando ambos elementos. También que cada vez más se desconfía tanto de la realidad como de la ficción. Quizá sea esta la razón por la que, no sólo en cine, se dan tanto de la mano ambos elementos, porque es necesario romper las fronteras entre ambos para poder volver a conocer cuál es su lugar correspondiente. Y si no se consigue, al menos, se habrá logrado perfilar una indefinición que lleve a otros lugares por explorar. Mundo fantástico, creo, explora a través de sus imágenes cómo la realidad de dos mujeres posee un poso de realidad tan enorme como la misma ficción que sustenta la trama. A partir de ahí, el espectador debe de pensar al respecto dónde situarse, como tomarse la historia que está viendo. ¿Cómo falso documental? ¿Cómo documental? ¿Cómo ficción pura? ¿Ficción con apariencia de documental? ¿Ambas cosas? O, mejor, ¿me quedo la historia y saco de ella aquello que pueda servir para conocerme a mí mismo y a los demás, el mundo que me rodea?
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