Cada lunes por la noche, once hombres muy diferentes entre sí se dan cita en una pista de hockey, calándose con gran devoción la camiseta de su equipo, Los Boys. Según Stan, su entrenador, llevan grabado en sus corazones el disco de goma de hockey; da igual que sean abogados, policías o mecánicos: allí, en el vestuario, olvidan su edad, trabajo y problemas. Y tras un partido poco brillante, ahogan sus penas en un bar cercano donde discuten, intercambian abrazos e, incluso, confiesan sus debilidades.
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