Una chica se dispone a lanzarse a las frías aguas del río Sena desde un puente. En el último momento, aparece un hombre que se interesa por ella, y que a pesar de todo, debe lanzarse a salvarla de morir ahogada. Ese hombre es Gabor, un lanzador de cuchillos que se lleva a Adéle consigo a realizar actuaciones por el Mediterráneo. Su relación no pasa de lo puramente platónico, pero de ese encuentro inesperado, devendrá una extraña e indestructible pasión. Adéle se transformará en la “partenaire” de Gabor, que lanzará con certera precisión sus cuchillos, delineando la bella figura de Adéle. Al terminar las funciones se van a un cuarto de hotel, donde Gabor la tiene a su lado, pero no la toca. Adéle, alegre, contenta, hace el amor con todos, ante la mirada impenetrable de Gabor, que nunca dice nada. Ella es su inspiración, eso es lo que cuanta...o por lo menos, eso parece ser.
|