Detrás de los muros de una aislada cárcel, los convictos deshumanizados hasta el absurdo por el sádico Cap. Munsey. Un sádico alcalde de prisión provoca un amotinamiento entre los detenidos para así masacrarlos a gusto; las cosas no les saldrán tan bien como preveía. El médico de la prisión no se cansa de repetir "Nadie escapa, nadie escapa jamás". Torturados y explotados, Joe Collins y sus compañeros de celda deciden organizar una fuga. Serán ayudados por el preso-jefe de convictos, Gallagher.
Al ser denunciados, estalla un botín.
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