Corre el año 1899 y Sherlock Holmes, instalado en la gloria, se aburre después de la muerte de su archienemigo Moriarty, utilizando una formula de su invención, el detective decide retrasar su envejecimiento, se aísla en una cámara oculta de la ciudad de San Francisco, descansando del mundo exterior hasta que en 1993, los secuaces de Moriarty le descubren. Ayudado por la atractiva doctora Winslow, Holmes combate las vertientes actuales del crimen con sus legendarias armas: la observación y la deducción.
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