Tánger. Un día, al salir del hotel, Martín sorprende una violenta discusión entre Abel y Ana. Ella no quiere que la deje sola, pero el hombre acaba por dejarla tirada y humillada. Más tarde, Abel y Martín se encuentran en un bar y descubren que son de pueblos cercanos, en la misma región donde Abel solía cazar y en la que ahora hay una central nuclear. Medio en broma, entre los vapores del alcohol, Martín dice que la tiene que volar. Después de llevarse a Martín para encontrar juntos a Ana, que se ha ido a la Península, la idea de acabar con la central nuclear se convierte en una obsesión para Abel. Martín le sigue en su delirio porque también se ha obsesionado, pero con Ana.
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